El poderoso super tifón Goni arremetió este domingo contra el este de Filipinas con fuertes vientos, matando al menos a 10 personas y haciendo que deslaves sepultaran unas 150 casas antes de debilitarse en su rumbo hacia Manila, según las autoridades, que cerraron el principal aeropuerto de la capital.
Al menos nueve personas murieron en la afectada provincia de Albay, incluidos un padre y un hijo que estaban en una población rural donde la intensa lluvia arrastró lodo y rocas volcánicas desde el volcán Mayon, según explicó el gobernador de la provincia, Al Francis Bichara. Los vecinos del pueblo huyeron del tifón, pero al parecer las dos víctimas se habían quedado.
La agencia meteorológica filipina recalcó esas preocupaciones y señaló que en las 12 horas desde que el tifón tocara tierra, se producirían "vientos violentos, catastróficos, y una intensa lluvia torrencial".
Se advirtió a los residentes de la probabilidad de aludes de tierra, grandes inundaciones, marejadas ciclónicas de hasta 5 metros y poderosos vientos que podían derribar chozas. Pero como en otras ocasiones, algunos se negaron a seguir las recomendaciones de evacuar.
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