No se conoce aún quienes son los responsables de la liberación de estos químicos, pero el estudio publicado el 9 de marzo indica que ya se sabe que fueron introducidos en la década de 1960.
La ciencia conoce que los gases tipo clorofluorocarbonos (CFC) y los hidroclorofluorocarbonos (HCFC) destruyen la capa de ozono que protege la Tierra, por lo que su liberación a la atmósfera está prohibida y regulada. Científicos de la Universidad de East Anglia identificaron ahora cuatro nuevos gases artificiales en la atmósfera, “todos los cuales también contribuyen a la destrucción del ozono”.
No se conoce aún quienes son los responsables de la liberación de estos químicos, pero el estudio publicado el 9 de marzo indica que ya se sabe que fueron introducidos en la década de 1960. Los investigadores creen que pueden estar siendo usados como materias primas en la producción de los insecticidas y de los disolventes para la limpieza de componentes electrónicos.
“Más de 74.000 toneladas de tres nuevos clorofluorocarbonos (CFC) y un hidroclorofluorocarbonos uno nuevo (HCFC) se lanzaron a la atmósfera”, informó la Universidad de East Anglia el 9 de marzo.
Los científicos compararon las muestras de aire de hoy en día con el aire atrapado en la nieve polar, la cual les proporcionó un archivo centenario natural de la atmósfera. Además, analizaron el aire recogido entre 1978 y 2012 en Tasmania.
“Las mediciones muestran que los cuatro nuevos gases se lanzaron a la atmósfera recientemente, y que dos de ellos se están acumulando de manera significativa”, señaló la Universidad.
Lo notable para el equipo de East Anglia es que un aumento de las emisiones de esta magnitud no se había visto con ningún otro tipo de gas CFC, desde que fueron introducidos los controles durante la década de 1990. “Pero ahora estas emisiones de CFC están alcanzando el pico de la década de 1980 que llegó a alrededor de un millón de toneladas al año”, dijo la Universidad.
"Nuestra investigación mostró cuatro gases que no estaban en toda la atmósfera a nuestro alrededor hasta la década de 1960, lo que sugiere que son hechas por el hombre”, dijo el investigador principal, el Dr. Johannes Laube de la Facultad de Ciencias Ambientales de la Universidad de East Anglia.
Laube recordó que las leyes para reducir y eliminar los gases CFC, que causaron el agujero de ozono en la Antártida, entraron en vigor en 1989, y ya desde el año 2010 la prohibición es total.
“Esto significó una disminución de la producción de muchos de estos compuestos en una escala global”, dijo. “Sin embargo lagunas de la legislación todavía permiten cierto uso para fines exentos”, aclaró.
Según el científico, la identificación de estos cuatro nuevos gases “es muy preocupante, ya que “contribuirán a la destrucción de la capa de ozono”.
"Las fuentes posibles son productos químicos usados como materias primas en la producción de los insecticidas y de los disolventes para la limpieza de componentes electrónicos", dijo Laube.
Los tres gases identificados se están destruyendo “lentamente en la atmósfera”, lo que significa según el estudio que “incluso si las emisiones se detuvieran de inmediato, van a seguir existiendo durante muchas décadas en adelante", agregó.
Es decir que la capacidad de destrucción de estos componentes liberados en el pasado persistirá y puede significar un daño grave si no se detiene a futuro.