Un búnker de la Guerra Fría diseñado para salvar a los líderes soviéticos de un ataque nuclear acogerá una fiesta de 24 horas para los rusos dispuestos a pagar mil dólares por una entrada para escapar del Apocalipsis.
El Búnker Número 42, convertido en complejo turístico y adornado con luces rojas de alarma, se encuentra a 56 metros de profundidad en el centro de Moscú, cerca del Kremlin, y tiene capacidad para 300 personas.
"Mucha gente se sentiría mucho más tranquila si pudiera pasar este día crítico disfrutando de máxima comodidad y seguridad", dijo Alexei Pavlovsky, guía turístico en el búnker, añadiendo que hay un gran interés en la fiesta, que comenzará en la medianoche del 20 de diciembre.
Pavlovsky dijo que la idea de celebrar una fiesta en el refugio, que ha funcionado como museo desde 2006, provino de visitantes que querían conmemorar el final de una era según el calendario maya, previsto para el amanecer del 21 de diciembre, y que algunos grupos interpretan como el final de los tiempos.
"No tenemos control sobre cosas como el final del mundo. Pero estamos listos para casi cualquier cosa", dijo.
"Habrá una sala infantil con dibujos animados, para los adultos habrá películas, charlas dedicadas al final del mundo y visitas al museo. Habrá retransmisiones en directo desde otros refugios en otros países", añadió.
Al entrar en el búnker, construido en 1956, los visitantes descenderán 18 plantas en un ascensor para llegar a una red de salas donde los altavoces emiten advertencias que recuerdan a temores de la Guerra Fría: "¡Atención! ¡Atención! ¡El enemigo ha realizado un ataque nuclear!".
"El búnker es bastante grande, pero todo aquí está colocado de forma que hace a la gente sentirse segura. Este es un lugar cómodo y acogedor donde pasar no sólo un día, sino toda una guerra e incluso el final del mundo", comentó Anna, una estudiante que visitó el lugar el miércoles.
Otros complejos situados en el resto del mundo ofrecen refugio a los que temen las predicciones de fin del mundo.
Un hotel en las laderas del monte Rtanj, en Serbia, se promociona como el mejor lugar para sobrevivir el Apocalipsis, basando su promesa en los poderes místicos que según los locales han fluido a la zona desde que la montaña se tragara el castillo de un hechicero, atrapándole en el interior.