Densas áreas de China que suman unos 79.000 kilómetros cuadrados, el equivalente a la isla de Irlanda, están sufriendo un hundimiento progresivo.
Este suceso se relaciona principalmente a la disminución de sus aguas subterráneas, unida en muchos casos a la construcción excesiva de rascacielos, según un estudio oficial del que se hace eco este viernes en el diario estatal «China Daily», destaca que el delta del río Yangtsé (donde está Shanghái), la llanura del norte de China (Pekín se encuentra en su extremo septentrional) y la cuenca de los ríos Fen y Wei, en el centro del país, son las zonas con mayores riesgos.
Según la investigación, dirigida por el Instituto Geológico de China, en esas áreas hay más de 50 ciudades cuyo nivel ahora es como mínimo 20 centímetros inferior al de hace 30 años (y algunas superan los dos metros), lo cual entraña peligros para la red ferroviaria, la cimentación y los planes de prevención ante inundaciones.
Durante mucho tiempo se ha hablado del peligro de hundimiento en la ciudad de Shanghái (este), la urbe de los rascacielos por antonomasia en el gigante asiático, pero el estudio extiende la amenaza a áreas mucho más amplias del país.
El Consejo de Estado (Ejecutivo) ha lanzado ya un plan para hacer frente al problema, que se aprobó en febrero, precisamente cuando una enorme grieta de 10 metros apareció en una calzada entre el rascacielos más alto de la ciudad y las obras de otro que le superará cuando sea terminado.
Estudios anteriores señalan que el hundimiento de las ciudades chinas, al hacerlas más vulnerables a desastres naturales tales como inundaciones o corrimientos de tierra, causaron pérdidas de unos 53.000 millones de dólares entre 1956 y 2008 sólo en las zonas en torno a Pekín y Tianjin.