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Miles de personas siguen atrapadas por inundaciones causadas por los
tifones "Nesat" y "Nalgae".
El director del Centro Nacional de Prevención
de Desastres, Benito Ramos, afirmó que 2,18 millones de personas se han
visto afectadas por los tifones en la isla de Luzón.
Según el servicio meteorológico
(Pagasa), "Nalgae", que se ha ido debilitando a medida que avanzaba por
el norte de la isla de Luzón, abandonó hoy el territorio filipino,
después de arrasar ayer varias provincias con vientos sostenidos de 160
kilómetros por hora y rachas de hasta 195 kilómetros por hora.
Ramos
confirmó que "Nalgae" ha causado la muerte a un hombre de 35 años en la
provincia de Benguet, al norte, mientras que medios locales informaron
del fallecimiento de al menos otras dos personas de las que no se han
facilitado datos oficiales.
El número de fallecidos por el "Nesat", que golpeó al norte del país el pasado martes, aumentó hasta 60.
La
cifra oficial de víctimas aumenta paulatinamente a medida que los
equipos de rescate acceden a las zonas afectadas y que se restablecen
las comunicaciones en las áreas más aisladas por las riadas y los
desprendimientos de tierra.
Decenas de municipios de esas regiones siguen
completamente anegados y los campos de arroz cercanos se han convertido
en un inmenso lago.
El Gobierno ha ordenado el despliegue de
helicópteros y barcas para llegar a las zonas más inaccesibles y salvar a
cientos de personas que llevan desde el jueves atrapados en el tejados
de sus casas, con inundaciones de más de 1,5 metros de profundidad.
Al
menos 162.000 personas son atendidas en los centros de evacuación
provistos por el Gobierno y otras 325.000 también han tenido que
abandonar sus hogares y refugiarse en casas de familiares y amigos.
El
director del Centro de Prevención de Desastres aseguró que en algunos
colegios que son utilizados como refugios temporales empiezan a aflorar
problemas de salubridad y recalcó la necesidad de proveer víveres y
combustible a las zonas más aisladas.
Además se acerca una nueva depresión tropical, bautizada por los filipinos como
"Ramon", que de seguir su trayectoria golpearía
el centro del país a partir del martes.