El Grupo de Supervivencia de España 2012 (GSE) está construyendo bunkers en diferentes puntos del territorio para protegerse del fin del mundo que han profetizado los Mayas para esa fecha.
No importa si la profecía falla: están seguros de que ante el cambio climático, los desastres naturales, la inestabilidad de las manchas solares y la amenaza nuclear, conviene tener un refugio.
“En Suiza, toda nueva construcción viene con su bunker. Somos una organización no lucrativa, lo que queremos es que los bunkers estén al alcance de todos”, explicó a BBC Mundo Jonatan Bosque, presidente del grupo.
“No somos apocalípticos”
El GSE ya cuenta con 180 socios y varios proyectos en las sierras de Madrid, Granada y Aragón. Los bunkers, subterráneos o construidos como cuevas en las montañas, están envueltos en una capa de 60 centímetros de hormigón y cuentan con filtros de partículas radiactivas para evitar filtraciones de vertidos tóxicos o fugas radiactivas o bacteriológicas.
Además, los refugios tienen generadores eléctricos que funcionan con diesel, sistemas de refrigeración y despensas para víveres, semillas y plantas.
“Adentro se puede estar hasta tres años respirando aire puro, pero todo depende de la capacidad de gestión de los ocupantes, de los alimentos, señaló Bosque.
EL COSTO DE LA SEGURIDAD
El catálogo de bunkers incluye uno inspirado en el Metro de Londres en versión familiar (54 metros para 24 personas) y comunitario (600 metros para 150 personas). Asimismo los Ecohobbits, refugios de 12 metros (tres o cuatro personas) clavados en la montaña como si fueran las habitaciones de un barco que va a soportar una gran inundación.
“Los bunkers grandes pueden costar unos US$150.000 y los pequeños unos US$4.000. Entre US$1.800 y US$3.000 por persona se puede ser propietario de un bunker”, explicó el responsable del grupo. El GSE 2012 proyecta recoger medio millón de firmas para que este tipo de refugios sean de acceso público y los financie el Estado.
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