El terremoto de 7,9 grados en Costa Rica activó unas 16 fallas con alto poder destructivo, comunicaron los geólogos.
Tan solo 15 horas después de que el terremoto de 7,9 grados sacudió el país el pasado 5 de setiembre, los geólogos detectaron temblores leves, originados en las fallas Tenorio, Cote y Chiripa, situadas cerca de los volcanes Rincón de la Vieja, Miravalles y Tenorio, entre Guanacaste y Alajuela.
Poco después era la falla Ángel en las faldas del volcán Poás la que generaba sacudidas y casi de manera simultánea hubo sismos provocados por las fallas Agua Caliente, Río Azul, Elia y Ariete, en los cantones de El Guarco, Turrialba y Desamparados.
Hasta el jueves pasado, había 16 fallas distribuidas en las provincias de Guanacaste, Alajuela, Cartago y San José que estaban causando temblores, informó la Red Sismológica Nacional (RSN) de la Universidad de Costa Rica (UCR). Esos sismos no han superado los 4 grados de magnitud de momento (Mw). Precisamente el jueves hubo varias sacudidas en Zarcero en Alajuela (una de 4 grados) y que fueron atribuidas a la fallas Congo y Porvenir.
El geólogo Mario Fernández Arce, de la RSN, advirtió de que los sismos más destructivos y mortales en Costa Rica fueron originados en fallas locales.
Citó el terremoto que el 4 de mayo de 1910 que, con una magnitud de 6,4 grados, destruyó Cartago y causó la muerte de 700 personas. Ese sismo se atribuye a la falla Agua Caliente.
Asimismo, dijo, más recientemente la falla Ángel generó el terremoto de Cinchona que, con una magnitud de 6,2 grados, causó, el 8 de enero del 2009, la muerte de 30 personas y decenas de heridos. Agregó que la falla Canoas (frontera con Panamá) ocasionó un sísmo de 7 grados.
Una falla es una fractura en la corteza terrestre, a lo largo de la cual se produce un movimiento entre bloques.
Están por doquier. Las fallas locales son fracturas en la corteza terrestre que tienen un movimiento que puede ser vertical (una hacia arriba y otra hacia abajo) u horizontal (se desplaza uno a la derecha y otro a la izquierda).
En nuestro país, según el Atlas tectónico de Costa Rica que publicaron en el 2003 Wálter Montero, Guillermo Alvarado y Percy Denyer, hay cerca de 150 fallas sísmicas (no todas están activas).
Estas fracturas se localizan desde la superficie hasta los 30 km de profundidad. Se estima que después de esa profundidad son temblores por subducción debido al choque de las placas tectónicas.
Los expertos prevén que los temblores provenientes de estas fallas locales pueden extenderse meses y hasta años como sucedió con el terremoto de Cóbano del 25 de marzo de 1990, que desencadenó sismos en Puriscal y Alajuela.
Mario Fernández explicó que luego del terremoto del 5 de setiembre en el área cercana al epicentro se han dado cientos de réplicas, pero generadas por el choque de placas. En esa zona de Nicoya no se activaron fallas.