Saola y Damney arrasan, en las últimas horas, el sureste de China. Dos personas han perdido la vida y cerca de 900.000 han sido evacuadas.
El gobierno de China ha declarado alerta roja por los tifones que asolan al país. Dos personas han fallecido y los servicios de emergencia han evacuado a cerca de 900.000 personas.
Ambos huracanes azotan al país dos semanas después de las lluvias torrenciales que dejaron 77 muertos en Pekín.
Por eso ya se han levantado varios campamentos donde se cobija a los afectados.
Los fenómenos atmosféricos no han cogido por sorpresa a las autoridades chinas, debido a que ya habían dejado una terrible huella horas antes en Taiwan y Filipinas donde han fallecido cerca de 50 personas.
Las fuertes lluvias han provocado inundaciones y desprendimientos de tierra en diez provincias chinas. Se han llevado por delante más de diez mil casas, y cientos de miles de hectáreas de cultivo.
La suma de daños materiales se multiplica por momentos, los vientos huracanados han provocado la cancelación de varios vuelos y los equipos de emergencia se afanan por controlar el caudal de los ríos que aumenta peligrosamente.
Los servicios meteorológicos chinos han marcado la primera alerta roja del año. Esto ocurre dos semanas después de las lluvias torrenciales que dejaron 77 muertos en Pekín, el fenómeno meteorológico más fuerte vivido en la capital china en los últimos 60 años.