Un nuevo movimiento telúrico magnitud 5.9 en la escala de Richter, a 118 kilómetros al este de Socaire, percibido durante el pasado fin de semana en la Región de Antofagasta, a despertado inquietud en los geólogos. Este último, forma parte de un conjunto de eventos telúricos ocurridos en dos meses, en el que se suman 50 sismos y 2 terremotos mayores a 6 grados.
Indicadores que pueden ser la antesala de un episodio de mayor envergadura en el área, ya que cada acontecimiento libera energía que podría gatillar un terremoto en alguno de los GAP sísmicos (zona de silencio sísmico) del desierto en la región, según el director del Centro de Investigación y Mitigación de Catástrofes Naturales de la Universidad de Antofagasta, CIMCN-UA, Jorge Van Den Bosch.
El experto declara que uno de estos GAP cuenta con un último gran registro en el año 1950, con un movimiento de 8. 3º magnitud, bajo la Cordillera de los Andes, en el sector Socaire. Situación que se repite en la zona adyacente a Calama, segundo GAP sísmico regional, que hace 67 años no experimenta un terremoto de 7.4º de magnitud.
“La diferencia de la situación de hoy con el inicio de los años 50, es que la zona desértica, tanto el centro del desierto, costa y cordillera en la práctica estaban deshabitadas, los centros más poblados eran las salitreras, Chuquicamata, Calama, San Pedro de Atacama, Tocopilla, Taltal, Mejillones y Antofagasta. Hoy la densidad poblacional se ha cuadruplicado y el desierto se ha colonizado con actividad minera de todo tipo”, complementa Van Den Bosch.
Actualmente, la aglomeración aumenta la vulnerabilidad y la posibilidad de pérdidas frente a terremotos, por lo cual, se recomienda estar muy atentos a los acontecimientos futuros y en lo posible, tomar medidas anticipadas de resguardo, con el objetivo de mitigar efectos nocivos de posibles catástrofes naturales.
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