Cuando los científicos al fìn desarrollen una vacuna contra el COVID-19, ¿las personas estarán dispuestas a ponérsela?

Un equipo internacional de investigadores analizó los datos de 19 países muy afectados por el nuevo coronavirus, y encontró que cuando la confianza en el gobierno era baja, la renuencia a aceptar una vacuna contra la COVID-19 era más alta.

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Basándose en una encuesta anterior de más de 13,400 personas, los investigadores encontraron que había probabilidades de que alrededor de un 72 por ciento se pusieran una vacuna. Alrededor de un 14 por ciento se negarían, y un porcentaje similar mostraría renuencia, mostró la encuesta.

"El problema de la renuencia ante la vacuna se relaciona con firmeza con una falta de confianza en el gobierno. La confianza en la vacuna fue invariablemente más alta en los países donde había una mayor confianza", señaló el colíder del estudio, Jeffrey Lazarus, del Instituto de Salud Global (ISGlobal) de Barcelona, en España.

El colíder del estudio, Ayman El-Mohandes, dijo que los líderes de salud deben aumentar la confianza y mejorar la comprensión del público sobre cómo pueden ayudar a controlar la propagación de la COVID-19. El-Mohandes es decano de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY).

La renuencia a las vacunas será un obstáculo clave para las autoridades de salud pública, además de las tareas, que ya son difíciles, de desarrollar, producir y distribuir de forma equitativa una vacuna. Más de 90 vacunas contra la COVID-19 se están desarrollando por todo el mundo, y más o menos la mitad están en ensayos con humanos.

La aceptación de las vacunas varió según el país, y el porcentaje más alto de respuestas positivas, un 87 por ciento, provino de los participantes de China. El número más bajo de positivos, un 55 por ciento, fue en Rusia.

En Estados Unidos, un 76 por ciento de los encuestados dieron respuestas positivas. Alrededor de un 11 por ciento fueron negativas, y un 13 por ciento de los encuestados no tenían ninguna opinión.

Los encuestados mayores y los que tenían unos ingresos altos eran más propensos a aceptar una vacuna. Las personas que se habían enfermado de COVID-19 o cuyos familiares habían estado enfermos fueron más propensas a responder de forma positiva.

"Sería trágico que desarrollemos vacunas seguras y efectivas, y que las personas se nieguen a ponérselas", comentó el coautor del estudio, Scott Ratzan, profesor de la CUNY.

"Debemos desarrollar un esfuerzo robusto y sostenido para resolver la renuencia ante las vacunas, y recrear la confianza del público en los beneficios personales, familiares y comunitarios de la vacunación", añadió en un comunicado de prensa de la CUNY.

Ratzan anotó que los resultados concordaron con encuestas recientes de Estados Unidos, que apuntan a una reducción en la confianza del público en una vacuna contra la COVID-19.

Los hallazgos se publicaron en una edición reciente de la revista Nature Medicine.

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