Incendios forestales, olas de calor, derretimiento a niveles preocupantes de los glaciares y sequías constituyen evidencias del calentamiento global, un fenómeno sobre el cual alertan constantemente especialistas y defensores del medio ambiente.
A esos problemas se unen las tormentas tropicales, con nefastas consecuencias en la vida de las personas y la destrucción de importantes infraestructuras y cultivos necesarios para el sustento humano.
El mes pasado fue el tercer julio más cálido en el mundo desde la existencia de registros fiables, según datos difundidos el 6 de agosto por el Servicio de Cambio Climático de Copernicus.
Desde 2012, cada mes se registran temperaturas superiores a la media, y el planeta Tierra resulta ahora alrededor de un grado Celsius más cálido que en la segunda mitad del siglo XIX.
En opinión de expertos, cada vez parece más cercano el momento en el cual se superará la barrera del grado Celsius y medio de calentamiento global con respecto a aquellos niveles, uno de los límites establecidos por el Acuerdo de París en 2015.
Nos estamos acercando al umbral de temperatura que se fijaron los propios países, advirtió Francisco J. Doblas, jefe del Departamento de Ciencias de la Tierra del Centro Nacional de Supercomputación, en la Universidad Politécnica de Barcelona, España.
De acuerdo con el mencionado análisis, que integra 150 simulaciones informáticas basadas en las variaciones naturales y la influencia humana en el clima, hay un 24 por ciento de probabilidad de que se llegue a la cuota de los 1,5 grados Celsius en alguno de los siguientes cinco años.
Si se tiene en cuenta solamente la temperatura media mensual, la posibilidad de alcanzar tal nivel (algo que ya ocurrió excepcionalmente en febrero de 2016 por la influencia del fenómeno El Niño) asciende hasta el 70 por ciento.
Para evitar el problema, plantean los expertos, resulta necesario que tales emanaciones caigan a un ritmo del 7,6 por ciento anual a lo largo de esta década.
Según el Estado del Clima en 2019, publicado el pasado 12 de agosto por la Sociedad Meteorológica Estadounidense, dichos gases están en sus niveles registrados más altos.
Cada década desde 1980 ha sido sucesivamente más cálida que la anterior, y la más reciente (2010-2019) sobrepasa en 0,2 grados Celsius a la precedente (2000-2009), apunta el informe.
Señala además como motor principal del cambiante clima a 'la abundancia de muchos gases de efecto invernadero de larga duración que sigue aumentando'.
Las temperaturas promedio de la superficie del mar en 2019 fueron las segundas más altas registradas, solo por debajo de las de 2016, y los niveles del mar subieron a un nuevo récord por octavo año consecutivo.
También, las temperaturas de la superficie del aire en el Ártico resultaron las segundas más altas en 120 años de registros, por detrás de las de 2016, y en la Antártida 2019 fue el segundo año más cálido desde 1979.
El análisis, basado en contribuciones de más de 520 científicos de 60 países, determinó que la influencia del calentamiento de las principales concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera, incluidos el dióxido de carbono, el metano y el óxido nitroso, fue un 45 por ciento más elevada que en 1990.
Varios fenómenos extremos, como los incendios forestales, las olas de calor y las sequías, tienen al menos alguna parte de su raíz vinculada al aumento de la temperatura mundial.
Y por supuesto, el incremento de la temperatura mundial está relacionado con otro indicador climático: el ascenso permanente de emisiones de gases de efecto invernadero, agregó.
Informaciones periodísticas subrayaron que este informe se produjo en momentos en los cuales el mundo lucha por contener la pandemia de Covid-19, causada por el coronavirus SARS-Cov-2 y responsable de abrumar a muchos sistemas de salud y destruir las economías.
A criterio de los científicos, los impactos de la crisis climática en las estructuras sanitarias y económicas serán mucho más severos si no se controlan como es preciso.
Esta pandemia, sostienen los expertos, ofrece lecciones valiosas sobre formas de prepararse para crisis futuras, acciones dirigidas a mitigar los cambios climáticos, el desarrollo de tecnología ecológica y la implementación de políticas medioambientales efectivas.
Temperatura record
Esta semana, una ola de calor azotó el oeste de los Estados Unidos y el Valle de la Muerte, California, registró una temperatura de 54,4°C, la más alta en toda la Tierra desde 1931. Fue el tercer día más caluroso que se registró en nuestro planeta. Impresionante.
Pero en el pasado hubo días más calurosos y en el futuro también los habrá. Durante los llamados períodos de invernadero, la atmósfera tuvo una cantidad insólita de gases de efecto invernadero, y el planeta era mucho más caluroso de lo que es hoy; y claramente, las olas de calor fueron más trágicas. Si bien las emisiones de carbono generadas por los seres humanos aún no han provocado un nuevo periodo de invernadero, el cambio climático está produciendo olas de calor más frecuentes e intensas, y eso indica que las temperaturas extremas del Valle de la Muerte no se mantendrán por mucho tiempo.
Es decir, en el futuro inmediato, la Tierra no será tan sofocante e inhabitable como Venus (las temperaturas son lo suficientemente altas como para derretir el plomo), pero, de acuerdo con las predicciones de los científicos, el calor será cada más intolerable a medida que avance el siglo.