El tifón Hagupit se debilita lentamente a tormenta tropical mientras se acerca a la capital, tras dejar al menos 23 muertos, millones de afectados y una estela de destrucción en la central provincia de Samar Oriental.
La Cruz Roja de Filipinas confirmó este lunes que al menos 23 personas murieron en Samar Oriental, a consecuencia del fuerte tifón que tocó tierra el sábado pasado en la ciudad de Dolores con lluvias torrenciales y vientos de 175 kilómetros por hora.
“Las víctimas se ahogaron debido a una inundación repentina”, subrayó el presidente de la Cruz Roja filipina, Richard Gordon, tras explicar que los otros siete fallecimientos se registraron en otras localidades vecinas, por caída de árboles y otras complicaciones médicas.
Gordon destacó que es muy probable que el número de víctimas aumente, ya que hay muchas zonas a las que aún no se ha conseguido llegar, dado que quedaron incomunicadas por las inundaciones, deslaves y el bloqueo de carreteras.
La Agencia Meteorológica de Filipinas (Pagasa) informó este lunes que Hagupit (Latigo) se degrado en las últimas horas a tormenta tropical y se desplaza en dirección nornoroeste a Manila con vientos de 110 kilómetros por hora.
La tormenta tropical llegará la noche de este lunes a la capital filipina, que ha sido declarada ya en estado de alerta, según el alcalde de la ciudad, Joseph Estrada, quien llamó a la población de las zonas marginales trasladarse a uno de los albergues que se han establecido.
En la isla de Samar Oriental, los fuertes vientos del tifón arrancaron los techos de decenas de viviendas, derribó árboles, postes de energía y otras estructuras de comunicación, por lo que varias comunidades están incomunicadas y sin servicio eléctrico y telefónico.
El Consejo Nacional de Gestión y Reducción de Riesgo de Desastres informó que el techo de un estadio y varios edificios de la Universidad Estatal de Samar del Este resultaron severamente dañados por los efectos de Hagupit.
El tifón se registró a un año de que el poderoso tifón Haiyan (Yolanda), afectó el centro de Filipina y causó la muerte de al menos siete mil 300 personas y millones de damnificados, que aún no han logrado recuperarse por completo.
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