Al menos diez personas han muerto en las últimas horas, tras un nuevo temporal de lluvia que
azota Filipinas. Las víctimas de las
riadas en el sur del archipiélago que ya alcanzó los 1.307 muertos,
indicaron fuentes oficiales.
Las nuevas precipitaciones comenzaron el lunes por la noche y han
afectado a 137.908 personas de 15 provincias en todo el archipiélago,
incluidas algunas de las zonas más afectadas por el tifón
"Washi".
Las autoridades informaron de que 4.619 personas resultaron heridas, la
mayoría golpeadas por troncos o escombros durante la riada.
El número de desaparecidos se disparó la semana pasada por encima del
millar, pero las autoridades admitieron haber perdido la cuenta ya que
muchas de ellas podrían ser alguno de los cadáveres recuperados.
El "Washi" arrasó las ciudades de Cagayan de Oro (Misamis Oriental) e
Iligan (Lanao del Norte) donde la semana pasada comenzaron los entierros
en fosas comunes, a medida que tomaban fotografías, muestras de ADN y
huellas dactilares para su posterior cotejo con los familiares.
Unas 720.000 personas resultaron damnificadas y de ellas 54.022 duermen
en los centros de evacuación, que se encuentran masificados, por el paso
de la tormenta tropical por la isla de Mindanao, en el sur de
Filipinas, hace dos semanas.
Los responsables locales buscan nuevos lugares para ubicar a estas miles
de familias que tienen prohibido regresar a sus hogares por encontrarse
en zonas de riesgo en caso de nuevas riadas.
La ONU advirtió anoche de la "lenta respuesta" a su llamamiento para
recaudar 28,6 millones de dólares para ayudar a las víctimas del
desastre y lo achacó a que las riadas se produjeron en fechas cercanas a
la Navidad.
Los expertos de las agencias internacionales identifican el chabolismo
como el principal factor del gran número de muertos que causan en el
país los desastres naturales y que evidencian el mal estado de las
infraestructuras.