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El pueblo argentino de Villa La Angostura es el núcleo urbano más cercano al volcán chileno Puyehue, que hizo erupción en junio pasado y aún se mantiene en actividad.
La vida en riesgo
Para los habitantes de Villa La
Angostura que aún viven en el lugar, además de luchar diariamente
contra la ceniza, ahora hay una nueva preocupación: aludes o
deslizamientos de tierra.
La municipalidad ya ha ubicado en un mapa las zonas
de riesgo, y el momento de peligro no parece ser pronto sino ahora.
Expertos de Naciones Unidas visitaron el lugar hace pocas semanas y quedaron asombrados porque nunca antes habían visto laderas de montañas con tantas capas de nieve y cenizas.
De hecho, se estima que la caída de toneladas de desechos volcánicos en esta región pudo incluso haber cambiado los canales hídricos que caen de la montaña, lo cual está siendo investigado por los científicos.
Expertos de Naciones Unidas visitaron el lugar hace pocas semanas y quedaron asombrados porque nunca antes habían visto laderas de montañas con tantas capas de nieve y cenizas.
De hecho, se estima que la caída de toneladas de desechos volcánicos en esta región pudo incluso haber cambiado los canales hídricos que caen de la montaña, lo cual está siendo investigado por los científicos.
Millones de toneladas de arena, rocas y cenizas
volcánicas causaron un impacto devastador.
Las dos entradas del pueblo, tienen enormes montañas de desechos
volcánicos acumuladas por los tractores que lentamente intentan limpiar
el lugar.
La Cámara de Comercio estima que en cuatro meses
hubo pérdidas de unos US$37 millones, el desempleo pasó de 8% a 40% y
unos 100 locales comerciales cerraron.
Además se calcula que cientos de personas
dejaron el lugar ante la difícil situación económica, y que cientos más
pueden hacerlo una vez que termine el año escolar en diciembre y se
puedan llevar a sus hijos a otro lugar.
Villa La Angostura era hasta la erupción de
Puyehue uno de los principales destinos turísticos nacionales e
internacionales de la Patagonia argentina. Ahora existen serias dudas
sobre si alguna vez volverá a ser un imán de visitantes.
El volcán hizo erupción en junio, justo antes
de la temporada de esquí, una de las más movidas del año. Ya la mayoría
de los comercios habían asumido una serie de compromisos financieros y
ninguno logró compensarlo con ingresos después de la caída de las
cenizas.
El primer mes desde que cayeron las cenizas hubo cero ingreso. En julio, fue de un 10%, aproximadamente, y en 20% del ingreso. Es decir se perdió el 80% del ingreso
regular de la actividad económica.
Se presentó un dilema a la hora de pedir
asistencia. No se sabía si era mejor decir la realidad de lo que estaba
pasando, para así lograr ayuda externa (del gobierno nacional o
regional), o si no decir mucho para más bien no espantar a los turistas
que podrían ayudar a la mejoría.
El sector hotelero es el primer eslabón de la
cadena económica de Villa La Angostura. El turista que llega después
gastará en restaurantes, bares, paseos guiados y tiendas.
Pero la mayoría de los hoteles ofrece una
soledad desoladora, en comparación a tiempos previos a la erupción. La
ocupación es mínima, aunque en leve mejoría en comparación a los últimos
meses.
BBC Mundo, enviado especial a Villa La Angostura
En Villa La Angostura se siente la determinación para superar la adversidad, derrotar al volcán.
Esta es la realidad o verdad que inicialmente
muchos no quisieron que se supiese. La verdad de un posible colapso
económico que deje diezmado lo que fue un popular destino turístico de ensueños.
Pero también hay una determinación por parte de
muchos quienes viven y todavía trabajan aquí. Una perseverancia de quien
se cree capaz de derrotar a un volcán, a la naturaleza misma.
Como dice Juan Chabol, quien vive en una pequeña
granja en el Lago Nahuel Huapi, a la orilla de Villa La Angostura: "Yo
nací y crecí en este lugar. Y estaré aquí hasta que me muera".