Miles de viviendas fueron afectadas por el terremoto, por lo que el personal de emergencia trabajó durante toda la noche para remover las ruinas y tratar de llegar a las personas atrapadas. El colegio Rébsamen estaba repleto de alumnos y maestros: allí se centra la mayor atención
Decenas de socorristas luchaban el miércoles por rescatar con vida a una niña que logró sacar una mano de entre las ruinas de una escuela que se desplomó tras el devastador sismo que sacudió a México, que ha dejado 248 muertos y arrasado con medio centenar de edificios. Horas después, durante la búsqueda se confirmó que además de la menor de 7 años, también hay tres niños más con vida bajo los escombros.
El equipo de especialistas clamaba silencio mientras apresuraba los trabajos cuidadosamente para evitar que la estructura, soportada por pilotes de madera, se derrumbara y acabara con la vida de la menor.
Al menos un perro rescatista entró varias veces por los huecos de la derruida estructura y por donde se introdujo una manguera para hidratar a la pequeña, que cumplía más 20 horas atrapada en el colegio Enrique Rébsamen, ubicado en el sur de Ciudad de México, donde casi un centenar de personas ha muerto.
Padres angustiados y con ojos llorosos aguardaban en silencio frente al colegio de educación básica y media, de donde han sido rescatados 11 menores sobrevivientes y recuperados 25 cadáveres -21 niños y cuatro adultos.
La Marina de México confirmó por la tarde que no solo la menor de 7 años de edad estaba entre los escombros de la escuela Enrique Rébsamen. Junto a ella tres niños también quedaron atrapados bajo los restos del inmueble, se trata de dos niñas y un niño.
El martes por la noche, el presidente Enrique Peña Nieto dijo que había allí unos 30 niños atrapados junto a 12 adultos.
"Siguen sacando niños, pero no sabemos nada de mi hija", dijo agotada y con los ojos rojos Adriana D'Fargo, de 32 años, sobre el paradero de su hija de siete años.
Algunos voluntarios expresaron su frustración por la desorganización entre los servicios de emergencia, militares y civiles, que competían para liderar las labores tras el sismo de magnitud 7.1 que sembró de destrucción varias ciudades del país.
"Tanto burocratismo, tantas trabas al avance de los trabajos dificultó el poder sacar con vida los niños", dijo Alfredo Pérez, un ingeniero civil de 52 años que se acercó para ayudar en el sitio desde el martes por la tarde.
En algunas áreas, maquinaria pesada empezaba con las labores de limpieza, pero la Ciudad de México habitualmente congestionada y bulliciosa lucía casi vacía y sin movimiento.
Mientras tanto, miles de socorristas y voluntarios seguían removiendo enormes escombros con sus propias manos en búsqueda de sobrevivientes.
--- México de luto ---
En una pequeña localidad en el estado Puebla, al sur de la capital y más cerca del epicentro, a las afueras de una iglesia eran veladas algunas de las 11 personas que fallecieron dentro del recinto el martes. Había al menos cuatro féretros, uno de ellos de un menor.
El Gobierno decretó tres días de duelo.
"Este sismo es una nueva prueba y muy dolorosa para nuestro país, los mexicanos hemos tenido experiencias difíciles a consecuencia de otros temblores en el pasado y hemos aprendido a responder a estos episodios con entrega y espíritu de solidaridad", dijo Peña Nieto cerca de la medianoche del martes.
Decenas de estructuras, entre edificios de departamentos y oficinas, iglesias y colegios, colapsaron o resultaron seriamente dañados, al igual que algunos tramos carreteros. Las clases fueron suspendidas en cerca de una decena de estados mientras se revisaba la integridad de las escuelas.
El movimiento ocurrió el martes horas después de que México realizara un gran simulacro nacional de sismos en el aniversario de un poderoso terremoto ocurrido en 1985 que dejó miles de muertos.
En el Vaticano, el Papa Francisco manifestó su conmoción por el terremoto y llamó a los fieles a orar por México.
"Elevemos todos juntos nuestra plegaria a Dios para que acoja en su seno a los que han perdido la vida y conforte a los heridos, sus familiares y a todos los damnificados", dijo el pontífice. "Que nuestra Madre la Virgen de Guadalupe con mucha ternura esté cerca de la querida nación mexicana".