La ola de calor que ha disparado los termómetros es la última de las calamidades que sufren los castigados egipcios. Desde el pasado domingo la canícula se ha cobrado la vida de 103 personas. Otras cientos han sido atendidas en los hospitales del país más poblado del mundo árabe.
Y, para infortunio de los cerca de 90 millones de almas que habitan la tierra de los faraones, las temperaturas extremas -más elevadas que las de los ya de por sí calurosos agostos egipcios- se mantendrán hasta el próximo 20 de agosto.
En la mayoría de los casos las víctimas eran ancianos y enfermos. Otros cientos de almas han ingresado en hospitales de todo el país, desde la mediterránea Alejandría a la sureña Asuán, con signos de fatiga, desmayos y golpes de calor. Solo el viernes 191 personas fueran hospitalizadas a causa del calor. Por la noche 121 habían recibido el alta.
Cóctel explosivo
"Es cierto que se ha registrado un aumento de la temperatura en comparación con años anteriores pero el problema es la humedad", ha señalado el portavoz del ministerio de Sanidad Hosam Abdelgafar. Según la Autoridad Meteorológica egipcia, los termómetros están cuatro o cinco grados por encima de la media con unos niveles de humedad excepcionalmente altos, rozando el 90%.
Un cóctel explosivo que, unido a la contaminación que sufren ciudades como El Cairo, han privado a los egipcios de la leve tregua de la noche y ha hecho circular la creencia de que el país se enfrenta a un peligroso virus. "No tenemos ningún brote viral en Egipto. Lo que hay es una ola de calor que puede causar la muerte como en cualquier otro país del mundo", ha precisado Abdelgafar al diario estatal Al Ahram. "Este ministerio ha sido transparente desde el primer día. Si hubiera un virus, no lo ocultaríamos".
La canícula se ha llevado por delante a 10 internos de un hospital psiquiátrico en la provincia de Qaliubiya, en el delta del Nilo. Y ha vuelto aún más difíciles las condiciones en las cárceles y comisarías del país, abarrotadas desde el golpe de Estado que en julio de 2013 desalojó del poder a los islamistas. El martes el ministerio del Interior reconoció que tres detenidos habían muerto en una comisaría de Shubra el Jeima, un distrito a las afueras de El Cairo, debido a la mala ventilación, el calor y el hacinamiento.
Ante el aumento de las atenciones médicas, el Ministerio de Sanidad ha recomendado a la población -especialmente a ancianos y pacientes con enfermedades crónicas- que no se expongan al sol ni "abandonen el hogar salvo en caso de extrema necesidad". Con amplias zonas del país sufriendo cortes diarios de electricidad de varias horas de duración, lo más damnificados son la legión de egipcios a los que el bolsillo no les da para adquirir un aire acondicionado o no tienen acceso a agua potable.
Entre los consejos que divulgan los medios locales para mitigar la sensación térmica, figuran evitar la exposición directa al sol, los lugares con alta humedad y las horas centrales del día; beber gran cantidad de agua o recurrir a sombrillas o sombreros para caminar por las calles. A las mujeres que llevan "hiyab" (pañuelo islámico), el personal sanitario les ha recomendado usar velos de algodón y lavarse el pelo antes de exponerse al sol. Como ya hiciera el Gobierno iraquí hace unas semanas, las autoridades egipcias se plantean conceder vacaciones a sus empleados si el infernal calor persiste.