Si hubiese tenido lugar nueve días antes, habría provocado con gran probabilidad la neutralización de los sistemas de telecomunicaciones y GPS.
La Tierra se salvó por 9 días del caos. En julio del 2012, una potente tormenta solar, más intensa de lo que se pensaba hasta el momento, alcanzó la órbita terrestre, aunque en un punto que nuestro planeta había dejado atrás hacía poco más de una semana, según informa Science Daily.
La universidad de California, Berkeley e investigadores chinos han analizado esta erupción solar que envió un pulso de plasma magnetizado que, según explican, habría creado una red de «fuegos artificiales» magnéticos que neutralizarían los sistemas de telecomunicaciones y GPS durante años.
El suceso no es nuevo, ya que algo parecido se dio en 1859, que se conoció como la fulguración de Carrington, la tormenta solar más potente registrada en la historia. Su consecuencia directa: fallos, interrupciones y cortocircuitos en los cables de los telégrafos (inventados en la década anterior) en Estados Unidos, con multitud de incendios. Todo ello acompañado de auroras boreales que se podían ver en puntos tan meridionales como Hawai, Madrid o Roma.
En 1989, un incidente mucho menor llevó al colapso la red eléctrica de la empresa canadiense Hydro-Quebec, lo que llevó a un apagón de 9 horas que afectó a seis millones de personas.
Pero esta última tormenta solar que estuvo a punto de llegar a la Tierra habría sido, según los investigadores, mucho más potente que la de 1859 y sus efectos, en plena era de las telecomunicaciones, sin duda mucho más graves y caóticos.
«Una tormenta solar extrema es un incidente con baja probabilidad y grandes consecuencias que plantea severas amenazas a infraestructuras cruciales de la sociedad moderna», advierte el investigador del físico Ying D. Liu.
Y, junto a sus consecuencias sociales directas, también hay que tener en cuenta sus efectos económicos. Según un estudio del último año, el incidente Carrington de 1859 tuvo un coste total de 2,6 billones de dólares en todo el mundo. Los costes de un evento así hoy en día se dispararían. «Si hubiese llegado a la Tierra, tendría un coste de muchos billones de dólares y un tiempo de recuperación de entre 4 a 10 años. Así que es indispensable para la seguridad y la economía entender las supertormentas»