El presidente Barak Obama ha dictado una orden ejecutiva presidencial, recogida en la web de la Casa Blanca, para que las distintas autoridades de Estados Unidos preparen al país para un gran fenómeno de clima espacial.
Entre las medidas, de dicha orden, Obama ordena la coordinación entre los servicios de protección civil (FEMA), la NOAA y las Secretarías de Defensa e Interior. En este sentido, da un plazo máximo de 120 días para que los reactores nucleares del país cuenten con protocolos de apagado de emergencia (Sección 5.b de la Orden).
¿Qué es una tormenta solar?
Las estadísticas demuestran que cada cien años tiene lugar una tormenta solar lo suficientemente potente como para teñir los cielos de la Tierra con impresionantes auroras color rojo sangre. Y el sol parece ahora más activo que antaño. No es extraño que Obama haya dado una orden ejecutiva para que EEUU se prepara en 120 días para responder a una tormenta solar.
Además de la interrupción de las comunicaciones y las redes de energía, los efectos de estas poderosas explosiones de radiación electromagnética, partículas energéticas y plasma magnetizado, pueden corroer las tuberías de agua y alcantarillado, borrar los datos históricos almacenados en la memoria de los ordenadores, socavar las operaciones militaresy de seguridad, y hacer daño a los astronautasque viajan en el espacio. Eso sin hablar de lo que puede ocurrir con las armas nucleares.
No solo eso, los accidentes aéreos y de tráfico se multiplicarían por una serie de fallos en los sistemas de rutas, de aterrizaje, de los semáforos y de las señalizaciones. Los sistemas eléctricos sufrirían un derrumbe total, dejando a las casas, las industrias, las refinerías o las plantas químicas sin energía. De no existir protocolos de actuación, las consecuencias de este colapso serían dramáticas. Los ascensores se convertirían así en otro punto negro, complicando las evacuaciones y dejando a personas atrapadas.
La mayor tormenta solar se produjo en 1859
De hecho, según la NASA, la mayor tormenta solar registrada hasta el momento se produjo en 1859 y recibió el nombre de Evento Carrington, por el astrónomo Richard Carrington, que fue testigo del acontecimiento y la primera persona en comprender la relación entre la actividad solar y las alteraciones geomagnéticas de la Tierra.
Durante la Tormenta de Carrington, las auroras boreales se registraron en Cuba y Honolulu, mientras que las australes fueron vistas en Santiago de Chile. Los destellos fueron tan fuertes que los habitantes del norte de Estados Unidos podían leer el periódico solamente con la luz de la aurora. Eso fue al menos lo que desveló Daniel Baker, del Laboratorio de Física Atmosférica y Espacial de la Universidad de Colorado (Estados Unidos) en una reunión en 2010.
Según Ed Cliver, físico espacial del Air Force Research Laboratory de Massachussets (Estados Unidos), las alteraciones geomagnéticas fueron tan fuertes que los operadores de telégrafos de Estados Unidos informaron de chispas que saltaron en sus equipos, algunas suficientemente fuerte para incendiarlos.
Muchos de los informes de 1859 han quedado como meras curiosidades, pero si algo parecido ocurriera hoy, las infraestructuras de alta tecnología de todo el planeta podrían paralizarse. Está en juego la tecnología en la que se basan todos los aspectos de nuestra vida.Las tormentas solares que se dirigen a la Tierra tienen tres fases, aunque no todas tienen por qué darse en una tormenta.
¿Se imaginan cortes de luz en cascada, no poder usar ningún elemento tecnológico, no poder sacar dinero... durante un año? Durante las tormentas de Halloween de 2003 se vieron afectadas las comunicaciones por satélite, provocando un breve corte de electricidad en Suecia e iluminando el cielo con fantasmales auroras en el sur de Florida y Texas (Estados Unidos).
Además del escudo anti tormentas solares que la NASA ya ha probado, los científicos trabajan con el telescopio especial Solar Dynamics Observatory de la NASA para investigar con más profundidad lo que ocurre en el Sol a medida que se acerca a su máximo y comienza a producir tormentas solares, lo que podría ayudarles a predecir cuándo comenzarán las erupciones solares y cuándo se acercará una tormenta a nuestro planeta.
“Si conseguimos prever las tormentas con mayor exactitud se podrán tomar las medidas necesarias para mitigar el impacto”, afirma Rodney Viereck, físico del Cenro de Predicción del Clima Espacial. Incluso ahora las emisiones más peligrosas de las tormentas solares viajan bastante despacio, por lo que somos capaces de detectarlas antes de que alcancen la Tierra, lo que nos da un margen de 20 horas para decidir las acciones necesarias”, añade Viereck.
En 2012 la Tierra ya esquivó la tormenta solar más extrema en 150 años
Los pasillos y las salas de reuniones fueron un hervidero de interés al presentarse los datos definitivos sobre una intensa tormenta solar que estuvo a punto de chocar contra la Tierra en 2012.
"Si nos hubiera golpeado, todavía estaríamos recogiendo los pedazos", aseguró Daniel Baker, de la Universidad de Colorado, quien presentó una charla titulada 'El Gran Evento Solar Eruptivo de julio de 2012: Definición de Escenarios Extremos de Clima Espacial’.
una nube de plasma o "CME" salió disparada del Sol a 3.000 kilómetros por hora, más de cuatro veces más rápido que una erupción típica. La tormenta atravesó la órbita terrestre, pero, afortunadamente, la Tierra no estaba allí. En su lugar, golpeó a la nave espacial STEREO-A.
Los investigadores han analizado los datos, y han llegado a la conclusión de que la tormenta fue una de las más fuertes registradas en la historia. "Podría haber sido más fuerte que el propio Evento Carrington (como se conoce a la tormenta solar de 1859)".