Las inundaciones, los corrimientos de
tierras y los derrumbes causados por las precipitaciones han dejado en
la última semana al menos diez muertos y 45.000
desplazados en los estados de Minas Gerais, Río de Janeiro y Espírito
Santo.
El gobierno de Brasil puso hoy a los equipos de emergencia en alerta máxima, por la rotura de un dique ubicado en la
localidad de campos.
Las fuertes lluvias ya han desplazado a 45.000 personas, reviviendo los temores a deslaves e inundaciones que dejaron cerca de 900 muertos el año pasado.
Las autoridades del estado brasileño de Río de Janeiro suspendieron hoy
el suministro de energía eléctrica en un área inundada por la ruptura de
un dique para presionar a cerca de 500 familias que se resisten a
evacuar sus viviendas, pese a que el nivel de las aguas ya llega a dos
metros.
El
Gobierno aprobó el envío de 450 millones de reales (unos 245 millones de
dólares) para acciones de primeros auxilios en los municipios
afectados.
Una barriada de 4.000 habitantes en las
afueras de Campos, conocida como Tres Vendas, fue desalojada antes de la
llegada de las aguas que inundaron la zona por completo y que también abrieron un
enorme cráter en la carretera federal BR-356, una de las vías más
importantes de la región.
En Minas Gerais, el
estado más afectado, 142 ciudades han sufrido daños por las lluvias en
las últimas semanas y 87 de ellas han decretado el estado de emergencia.