“Lo anormal pasará a ser
lo normal”: en el siglo XXI la cantidad de desastres naturales crecerá 10 veces. A tal conclusión llegó el grupo intergubernamental de
expertos que estudian el cambio del clima. El extenso informe preparado
por este grupo sobre fenómenos climáticos extremos verá la luz en
febrero de 2012. Por el momento se ha publicado una reseña del informe.
La
principal conclusión de los expertos es: hace falta aminorar las
emisiones de gases invernadero por la combustión de hidrocarburos, al
mínimo, dos veces. En caso contrario nos espera el aumento de azotes
naturales y las pérdidas para la salud de las personas y para la
economía pueden convertirse en el principal problema. Las conclusiones
del informe, considera Alexei Kokorin, director de programas “El clima y
la energética” del Fondo Mundial de la naturaleza, ponen en guardia.
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Una particularidad del informe consiste en que en términos meramente
científicos, en estilo austero y advierte con qué probabilidad, es decir
en qué proporción de tanto por ciento “habrá o no habrá” cada fenómeno
para tal o cual lugar que puede pronosticarse. Resulta que algunos
fenómenos que ahora ocurren una vez en 20 años, para 2040 y 2060 pueden
sobrevenir con mucha más frecuencia. Hasta que puedan ocurrir una vez
cada 2 o 3 años. Si recordamos las horrendas olas de calor registrados
en Francia e Italia en 2003 y en Moscú en 2010, hay pronósticos
probables de que tal verano sea habitual en aproximadamente 2070. Por
“habitual” se comprende, por supuesto, que no tal verano no sea anual
sino que repetirse una vez en dos o tres años. La frecuencia de tales
fenómenos crecerá en las regiones árticas: en 5 e incluso 10 veces.
En
esto, no nos espera tanto el calentamiento cuanto los fenómenos
extremos del clima, precisa Alexei Kokorin. Aun más problemas traerían a
la humanidad las inundaciones, tifones y tsunami. Las sequías se prevén
en Europa, en la región mediterránea, en América Central y del Norte,
en Brasil y en África del Sur.
Empero, todo esto
tendrá lugar si la humanidad no pone coto a las emisiones de gases
estufa. En otras palabras, si no pasa a fuentes alternativas de energía y
no deja de talar bosques.
Todos los escenarios del
grupo intergubernamental de expertos investigador de cambios del clima
han sido analizadas en variantes: con la intervención mínima, media y
máxima del hombre en el clima. Los científicos esperan que sus
argumentos sean la base para que la comunidad internacional adopte
nuevas decisiones sobre la disminución de emisiones de gases estufa.
Actualmente las normas de emisión son reguladas por el Protocolo de
Kioto. Este fue aprobado en diciembre de 1997 en adición a la Convención
Marco de la ONU sobre los cambios del clima. El protocolo fue
ratificado por 181 países, a los que corresponde más del 61 % de las
emisiones. El primer período de vigencia de protocolo, en cuyo marco los
países desarrollados asumen compromisos cuantitativos relativos a la
reducción de emisiones a la atmosfera, termina el 31 de diciembre de
2012. La mayoría de los países en desarrollo aboga por un segundo
período de compromisos hasta 2018. Una serie de países desarrollados,
entre ellos Rusia, Japón y Canadá, considera que el Protocolo de Kioto
ha agotado sus posibilidades y debe ser sustituido por un nuevo acuerdo
climático. Esta cuestión será la fundamental en la conferencia sobre
clima que tendrá lugar del 28 de noviembre al 9 de diciembre en Durban,
República Sudafricana.